9.2.11

Adicto.

El jóven era conocido por su adicción a Internet. Todos los días iba al cibercafé a leer los archivos que le mandaban, fueran de quien fuesen, las cadenas de mensajes, las propagandas y todo. Y así, fueron pasando los días y las noches, sin darse cuenta.
Esta vez vió que la noche duraba más que de costumbre, y se sorprendió que ya no hubiera nadie a su lado. Miró su reloj y almanaque y cayó en la cuenta que habia pasado su vida.
Asustado, mandó un SOS a todas las cadenas de mensajes que había recibido en todos sus años de devoción internética.
Nadie respondió.
Hasta que por fin le llegó una respuesta que decía mensaje automático por ausencia del titular de la cuenta:
"Nunca respondiste el mensaje donde te decía que te amaba. Pero ya es tarde: tú y yo estamos muertos"

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